Matar nuestra voluntad

"No seas sabio en tu propia opinión; teme al Señor y apártate del mal." Proverbios 3:7

Muchos de nosotros tanto jóvenes como adultos siempre oímos esa voz que grita, ese orgullo que hay adentro, ese ego.

Damos la razón a ese yo, y pensamos que nosotros tenemos la razón, que nuestra verdad es la única que existe.

Pero no nos damos cuenta que ese famoso yo es el que tenemos que matar para poder hacer la voluntad de Dios, como podremos pretender hacer Su voluntad si no matamos nuestra propia voluntad para que Dios venga a usar a cada uno de nosotros para lo que Él nos tiene preparados?

Ni el diablo ni nadie es el mayor enemigo del hombre, el mayor enemigo que podemos tener es nosotros mismos. Por ello hay que matar nuestra voluntad, dejar de lado lo que nosotros queremos para nuestras vidas, lo que nos gusta hacer, porque alguien mucho mejor ya tiene preparado cosas muy grandes para nosotros y ese alguien es Dios, solo está esperando que lo dejemos hacer su voluntad en nuestras vidas.

Algo que tenemos que recordar siempre es que Dios es la voz dulce, la voz que pide permiso para entrar en nosotros, es a esa voz a la que tenemos que ser sensibles y oírla. Procuremos tener nuestro corazón limpio y recto, lleno del temor de Dios para que Él pueda entrar, invitémoslo a entrar en nuestras vidas, a que haga su voluntad, y que cumpla sus sueños en nosotros.

Para poder tener este corazón limpio, apto para su morada en nosotros, tenemos que alejarnos de todo aquello que este mundo ingrato nos ofrece, porque nada de este mundo agrada Dios ni lo da Él.