En el día de ayer estuve leyendo el blog de la Sra. Cristiane… y el nuevo post me sorprendió mucho y más que eso me llamo muchísimo la atención.
Pues hablaba de cómo nos vemos nosotras mismas… muchas veces nos la pasamos disminuyéndonos, echándonos para abajo por todo lo que creemos que hacemos mal, o si estará bien lo que hagamos, o digamos.
¿Usted cree que Dios habría dado a Su único hijo por alguien que no vale la pena? Claro que NO! Nosotros valemos más de lo que pensamos para Él, y es por eso que Él tiene gran misericordia con nosotros, aguanta todos nuestros errores para que aprendamos de ellos y ser mejores personas corrigiéndolos. Él espera paciente por nuestra entrega, no nos obliga a nada.
Así como Nuestro Señor Jesús hizo y hace Su parte en nuestras vidas, nosotros también debemos realizar nuestra parte… no piense que es todo así de fácil, además de que sirve recibir todo regalado sin hacer ningún sacrificio? Usted cree que eso que recibió durara mucho?
Yo no lo creo… así como Dios sacrifico, nosotros también debemos hacerlo, y no tan solo para recibir bendiciones en la familia, en la vida económica, en los estudios, en la vida sentimental… no solo por eso… porque esas cosas son cosas mínimas que son añadidas por el propio Jesús para nuestras vidas. Debemos sacrificar y sacrificar mismo, nuestra vida entera, para recibir una cosa más que importante de Dios… Su presencia… ninguna bendición material se puede igualar a esta que es recibir el Espíritu de Dios en nuestras vidas.
No se le puede poner valor alguno… ya que vale más de lo que nos imaginamos, pero solo lo podemos obtener sacrificando, dando, poniéndonos en condición de siervos, en las manos de Dios, en el altar como sacrificio vivo, quedar a Su total dependencia.
Pero Nuestro Señor necesita de un hogar el cual no se menosprecie, no se bajonee, ni piense que no vale nada, o que no sirve para nada… este tipo de hogar no precisa Dios.
Él precisa un hogar en donde habitar, que crea en sí misma, que valore todo lo que hace con sus manos, que sea valiente, que hable sin vergüenza, que se comporte como la hija de Dios que es.
“Si tú no te promueves a ti misma ¿cómo crees que vas a promover al Espíritu Santo?”
Así que desde este mismo instante comienza a ser de la manera en que te ves, se valiente, ágil, audaz… se un verdadero hogar donde el Espíritu santo pueda habitar. Porque como ya sabemos no es difícil recibir lo difícil es mantener. Entonces lucha con todas tus fuerzas para verte todos los días de la manera que en verdad eres.
De este modo no solo tu veras un cambio, sino que las demás personas lo verán también, verán que dentro tuyo esta la presencia de Dios habitando.
La verdad que esas palabras son muy especial y muy verdaderas , el espiritu santo es algo maravilloso, y uno tiene que darle un buen hogar
ResponderEliminaren el que halla valentia , coraje para que el no se aleje y se manifiesta en nuestra vida.