¿Príncipe azul, amor verdadero?

Este es un gran tema, tanto para mujeres solteras como casadas.

Cuando éramos chicas soñábamos con el príncipe azul, que viniera en su corcel a rescatarnos del castillo donde estábamos.

Pero cuando crecimos y llegamos a la adolescencia y/o juventud muchas, mejor dicho todas dejamos de soñarlo y comenzamos a buscarlo en este mundo lleno de ilusiones que no llevan a nada.

Y pensamos que de este modo encontrándolo a este príncipe azul va a llenar el vacío del corazón, pensamos que nos va a hacer felices, que nos va a hacer sentir unas verdaderas princesas.

Y la cruel realidad cuando creemos que lo encontramos, muchas mujeres se casan, pensando que toda la vida va a ser un cuento de hadas, y si, puede llegar a ser así unos meces, o días, pero después lamentablemente es tan solo un cuento de hadas que nosotras mismas nos hicimos creer.

Nunca va a suceder lo que soñamos porque este príncipe azul es tan solo una creación de nuestro sueño, no es el  verdadero amor.

El Verdadero Amor es Dios, nuestro creador, nuestro padre. Solo conociéndolo a Él vamos a conseguir conocer el verdadero amor! No desesperen buscando al príncipe azul de ensueños, porque solo por la Fe de si misma vamos a conseguir encontrar a esa persona que sea nuestra media mitad. Lo vamos a encontrar cuando nuestra intimidad con Dios sea inmensa, además tengan en cuenta que luego de conocer a Dios, de tener este verdadero encuentro con Él, Dios se va a encargar de añadir las demás cosas, Él es el único que sabe el momento adecuado que va a ser con que esto acontezca (de que encontremos nuestra media mitad).

No hay ningún otro camino, solo el de Dios, ese el único camino que nos llevara a la felicidad segura. Solo teniendo a nuestro Señor Jesús en el corazón, va a ser allí que vamos a sentir esa felicidad inmensa e inagotable.

Ahora piensen y mediten…  NO pierdan tiempo buscando al príncipe azul, mejor inviértalo buscando el Verdadero Amor que viene del Señor, y es tener un verdadero encuentro con Dios, y SOLO a Él tenerlo en primer lugar en nuestra vida y corazón.