Hoy analizaremos el comportamiento de Sara, mujer de Abraham.
Como ya mucho sabemos Sara no podía tener hijos, y por ello persuadió a su marido para que tuviese relaciones con su empleada Agar. Ahora bien, esa sierva egipcia, después que dio a luz, comenzó a despreciar a su señora Sara, quien se vio obligada a expulsarla de casa junto a su hijo Ismael. Fue un terrible dolor para Abraham, sin embargo, no tuvo otra alternativa que la de acatar la decisión de su mujer. El resultado de la descendencia de Ismael es la nación árabe.
Más tarde, cuando Sara concibió a Isaac, este dio origen a la nación de Israel… Hoy podemos ver los múltiples problemas en todo el mundo, casi de imposible solución, provocados por árabes e israelitas, y todo a causa de aquel la sugerencia de Sara a Abraham.
Una vez más comprobamos como la fuerza de la mujer son sus palabras, y en la ansiedad, este es un claro ejemplo más. Sara que no podía tener hijos por el momento porque era estéril pidió a Abraham que tomara a su empleada para que le diera un hijo, pero que mal que lo uso, porque luego que la empleada quedo embarazada la despreció. Sara no tolero ese comportamiento e hizo que Agar se fuera.
Pero podemos ver en génesis 16 como Dios recompenso a Agar y le dio un hijo cuya heredad iba a ser una nación también incontable; como la que Dios ya había prometido a Abraham con el hijo que fuera de él y de Sara (Isaac).
Sara por ser ansiosa y querer dar un hijo a Abraham, no uso su fe y realizo las cosas de la manera que a ella le parecía que estaría bien, pero se equivoco.
Si ella hubiera usado la fe inteligente, las guerras y problemas que vemos hoy en día entre los israelitas y los árabes no existirían.
Usemos la fe inteligente, antes de hacer cualquier cosa tenemos que pedir la orientación de Dios, y nos ser ansiosas, porque con certeza Dios responderá a sus oraciones y sacrificios con grandes bendiciones para su vida. Él tiene preparado el día exacto en que van a ocurrir tales sucesos en su vida, no desesperen, ni nada por el estilo, porque la victoria ya está en sus manos.
La clave está en tener paciencia y saber esperar en nuestro Señor Jesús.
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