EL HIJO PRODIGO

Jesús contaba a las personas varias parábolas, entre ellas se encontraba la del hijo predigo restaurado.

Veamos entonces:

“Jesús siguió contando: Un hombre tenía dos hijos.

El menor dijo a su padre: ´padre, dame la parte de los bienes que me corresponde´. Y el padre dividió sus bienes entre los dos.

No muchos días después, el hijo menor junto todo, y se fue a un país lejano. Y allá desperdicio sus bienes viviendo perdidamente.

Cuando hubo malgastado todo, vino una gran hambre en aquella provincia, y empezó a faltarle.

Y fue y se ajusto con un ciudadano de esa tierra, que lo envió a cuidar cerdos.

Y deseaba llenar su estomago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba.

Al fin volvió en sí, y pensó: ‘Cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí padezco hambre! Me levantare, iré a mi padre, y le diré: ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Trátame como uno de tus jornaleros.´

¿Cuántos ya de ustedes se rebelaron contra sus padres? Y ¿Cuántos ya de ustedes se rebelaron contra Dios?

Cuando digo rebelarse me refiero a aquellos que no escucharon la voz de Dios que usaba a sus padres para que los aconsejaran y le mostraran lo que está mal de lo que está bien?

Bueno creo que muchos en algún momento ya actuamos así, por el simple hecho de no obedecer a nuestros padres, no escuchar sus consejos, contestarles mal, faltarles el respeto, en fin todas aquellas cosas que no agradan a Dios.

Nosotros fuimos y somos (si aun no cambiamos nuestra manera de ser, nuestro carácter) como el hijo rebelde de la parábola que conto Jesús a las personas. Nuestros padres no nos dieron bienes materiales, sino que Dios los usa a ellos aunque sean algunos incrédulos, para darnos Su mayor riqueza, que es su presencia en nuestras vidas a través de los consejos, para poder llegar a tener un verdadero encuentro con Dios, pero nosotros escuchamos aquellos consejos, y muchas veces vamos al mundo y no los practicamos, es similar a lo que hizo aquel hijo rebelde, tomo los bienes y los malgasto en el mundo, luego quedo desorientado, muchos aquí por solamente escuchar los consejos y no practicarlos quedamos de la misma manera, desorientados y dando vueltas sin saber dónde ir.

Pero ¡buenas noticias! Nuestro Señor que es tan misericordioso, nos está esperando con Sus brazos abiertos para abrigarnos y darnos la orientación que necesitamos.

Solo está en cada unos de ustedes decidir qué es lo que quieren hacer, seguir viviendo con el estomago vacio y ver a los cerdos comer los desperdicios (me refiero a ver sus vidas destruidas y llenas de problemas, y con el vacio en sus corazones que solo el Señor Jesús puede llenar con Su Espíritu) o volver al Padre Misericordioso (mirar solo a Jesús, y quedarnos al abrigo de Él, escuchando y practicando Su palabra, para ser llenos del Espíritu Santo).

Son ustedes los que van a tomar LA GRAN DECISIÓN con respecto de donde quedarse, si en el país lejano, alejados de Jesús, o, en la casa de Su padre donde los sostendrá con Su brazo fuerte.