5/18/2011

LA CARRERA

Hoy nos vamos a centrar en el tema de nuestra actitud en el momento de empezar a realizar algo, algún proyecto, idea, etc. Y no terminarlo.
Cuantas veces no pensamos en desistir ya, creo que ninguna de nosotras podríamos sentirnos con la capacidad de levantar la mano, ya que en algún momento de nuestras vidas ya habremos pensado en desistir por las tantas injusticias, o problemas que hemos pasado. Pero estas cosas no pudieron con nosotras y logramos vencerlas con la ayuda del Señor Jesús.
Y  si hoy están aquí como yo, y se encuentran en la presencia de Dios, es porque ustedes mismas descubrieron por fin aquella fuerza que el Señor nos dio en el momento en que nacimos para Él y morimos para el mundo. En el momento en que renunciamos a nuestras vidas para vivir la voluntad de Dios en nosotras, fue allí que Dios nos dio aquella fuerza para vencer todas las batallas, pero en muchas de nosotras por alguna razón estaba dormida, y por fin se ha despertado.
Por esto nosotras tenemos que luchar hasta el fin, llegar al final de la carrera, donde podremos ver todo lo que Dios está preparando para nosotras.
Es una gran carrera, dura, llena de luchas, de dificultades, pero es allí donde se forma la mujer de Dios, en el desierto, porque es allí donde con la ayuda del Señor se va a ir moldeando nuestro carácter, toda nuestra vida.
Es por ello que todo lo que emprendamos, ya sea en la iglesia o en su trabajo, en la familia, tenemos que ir hasta el fin, no se permita bajar los brazos en la mitad del camino, cuando ya tiene todo en sus manos. No deje que las dificultades se tornen barreras en el camino donde usted corre, porque sino de esta manera usted va a tropezar y va a caer, y no es eso lo que queremos para nosotras, es más, queremos la victoria de aquella carrera. Y de todas las carreras donde nos encontremos.
Esta escrito: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2 Timoteo 4:7)
Tenemos que luchar, para conseguir las bendiciones, y tenemos que terminar con aquella carrera porque de ninguna manera podremos conseguir aquello por lo que tanto luchamos, si dejamos la carrera en la mitad; y debemos guardar la fe, de que Dios va a cumplir todas aquellas promesas que el preparo para nosotras; a su debido tiempo Él las cumplirá.
Son tres pasos fundamentales para no desistir, y mantenerse en pie, siempre luchando y llegando al fin, con nuestra fe bien encendida.

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