Después que Job perdió a sus hijos, todos sus bienes y hasta su salud, su mujer se aproximó a él y dijo:
“¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete”
(Job 2:9)
Está claro que Job no siguió su consejo; al contrario, la llamó fatua y le dio una bella lección. (Job 2:10)
Aquí vemos que por más que la mujer de Job le sugirió que maldijese a Dios, Job no lo hizo, mantuvo sus labios fuera del pecado todo el tiempo.
Así como Job no oyó la voz de su mujer, y tuvo la inteligencia de darle un buen ejemplo a través de su fidelidad al Señor. Hoy en día mucho lo podemos hacer. No demos oído a las personas que intentan hacernos caer con sus malos consejos, o sus chismerío, Dios es con nosotros, y Él nos da la fuerza para seguir adelante.
Pero si hacemos caso a todas las malas cosas que nos digan y no usamos la fe que tenemos en el Señor, allí será el momento donde caeremos, será el fin. Porque tan solo con una palabra de desaliento alguien puede herir mucho a una persona, pero no dejemos que esto nos suceda a nosotros. Debemos pedir a Dios de Su armadura, para poder enfrentar todas aquellas habladurías que se formaran a lo largo del camino, así de esa manera no daremos oído a las malas cosas, pero si daremos oído a la dulce voz del Señor Jesús, que camina con nosotros aconsejándonos y guiándonos en todo momento.
Solo hay que mirar para Él, nada de mirar para su alrededor (a la situación…)
Solo así seremos grandes vencedores! Y llegaremos hasta el fin de la carrera.
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