6/11/2011

VIERNES DE SABIDURÍA - El precio de la hora

En una grande y agitada ciudad vivía un solitario niño llamado Daniel. Nada le faltaba; estudiaba en el mejor colegio del barrio, poseía todos los juguetes que sé anunciaban por televisión, los de "última generación”, su alimentación era completa y balanceada y, sí se enfermaba, era llevado a los mejores médicos y especialistas. A primera vista parecía que todo estaba perfecto en su vida, pero había una cosa la cual él sentía que le faltaba. 
Cierta noche cuando su padre regreso de un día más de trabajo estresado como los otros días de todos los meses y de todos los años, Daniel sorprendió a todos con la siguiente pregunta _ Padre ¿cuánto ganas por hora?
El padre un tanto irritado, le dijo: ¿qué pregunta es esa?
-: ¡por favor papá! ¡Respóndeme! ¿Cuánto ganas por hora ?_insistió Daniel. -: ¡no revelo eso a nadie, ni siquiera tú madre lo sabe! ¿Porque lo querés saber? Fue la respuesta.
Pero el niño no desistió.
Al fin, volvió a tomar coraje...
-: ¡por favor, papá! ¡Es importante para mí!
Por la insistencia del hijo, el padre término diciendo:
-: ¡cincuenta pesos la hora!
-: Entonces papá, ¿me podrías prestar 20 pesos?
Muy indignado aquel padre largo hasta los cubiertos, empujó el plato con la comida y enojado, exclamó:
-: ¿Era para eso que querías saber cuánto gano por hora?, ¡mocoso interesado!
-: ¿Estas queriéndome chupar más la sangre? ¿Ya no te basta que me mate trabajando para mantenerte con todo lo mejor? ¡No me preguntes sí estoy cansado, sí tuve un día difícil, sólo querés mi dinero!
-: ¡Ándate para la cama y no me molestes más! ¡Este tonto de Daniel!
Muy triste pero obediente se fue para su cuarto, pero no pudo dormir. Algunas horas más tarde, el padre arrepentido de hacer sido tan duro con su hijo, fue a su cuarto y le dijo:
-: Discúlpame hijo mío estoy muy nervioso y termine diciendo lo que no quería. Aquí está el dinero que me pediste. Con los ojos aún mojados por las lágrimas, el niño metió la mano debajo del colchón y sacó 30 pesos.
Muy feliz dijo:
-: Ya complete, papá!!!
¿Me vendes una hora de tú tiempo?

CIERTA VEZ, NUESTRO SEÑOR REPRENDIO A SUS DISCIPULOS POR IMPEDIR QUE LOS NIÑOS SÉ ACERCARAN A EL, ALEGANDO QUE JESÚS NO TENÍA TIEMPO PARA ELLOS SIN EMBARGO NUESTRO SEÑOR DIJO: "DEJAD VENIR LOS NIÑOS A MI, Y NO SÉ LO IMPIDAN, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE DIOS "
(Marcos 10:14 )

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